Hay una cosa que hace que las matemáticas y la geometría sean hermosas. Símbolos, formas geométricas que nos rodean y que se repiten perfectamente en todo el universo.
El hexágono representa, como símbolo perfecto, la armonía de los opuestos. Así, el hexágono implica el dominio y la armonía del caos. La sutileza del delicado equilibrio del universo.
Las formas, como símbolos, de alguna manera significan un retorno a las formas más primitivas que todavía tenemos en nosotros. No es necesario volver a construir un círculo, sino modernizarlo, colorearlo de colores y añadir rellenos.
Los colores, en una especie de „lenguaje secreto”, pueden transformar un apartamento lúgubre y gris en un ambiente agradable y cálido, en el que queremos quedarnos y no abandonarlo.
Es por eso que también vale la pena cambiar la decoración de nuestro interior de vez en cuando. Elementos simples, estables o iluminados